Ya que he servido como pastor de jóvenes, quisiera hacer un comentario y dar mi opinión acerca del culto juvenil. Muchas veces cometemos el error de pensar que los jóvenes son “mini-adultos” y que el único programa o servicio que ellos necesitan es uno parecido al de los adultos. Esto es un error y lo digo porque no los retiene ni los alcanza. Las estadísticas nacionales (USA) nos enseñan que estamos perdiendo al 80% de nuestros jóvenes de las iglesias evangélicas de segunda y tercera generación. A algunos, porque se marchan a la universidad y a otros porque se van a otra iglesia cuyo servicio se brinda en inglés o que tenga programas especiales para jóvenes.
Lamentablemente, la mayoría deja de asistir a la iglesia y no se congrega más। En nuestro deseo de ayudar a los jóvenes a ser maduros y responsables, los ahuyentamos de la iglesia, pues les ofrecemos reuniones aburridas y alejadas de sus intereses. Planteo esta inquietud con el deseo de que podamos comenzar el diálogo que necesitamos tener como pastores y como padres de familia, para resolver el problema que surge de las diferencias generacionales. Personalmente, yo he trabajado muy duro como para terminar perdiendo a mis hijos en el afán de ministrar en una iglesia. No estoy dispuesto a pagar el precio de perder a mi familia en el proceso.
Me duele y me entristece que perdamos a los jóvenes por los cuales hemos orado tanto. Me duele que se vayan porque nunca encajaron un estilo de alabanza que les atrajera y los ayudara a tener raíces profundas en sus valores y fundamentos. A veces lo que nos importa como padres; es que ser porte bien y se vistan bien y sean unos “buenos cristianos”, mas realmente no estamos entrando a su corazón.[1] No les tomamos en cuenta lo suficiente para escucharles y darles lo que más necesitan en sus años formativos। Un pastor juvenil, música que les atraiga, libertad para tomar decisiones y teniendo una comunicación abierta y recíproca con sus padres será el comienzo de cómo ayudar a nuestros hijos a madurar como individuos cristianos que amen al Señor y nunca se alejen de él, que creo debe de ser la meta de todo padre Cristiano.
Si tú eres el hijo al cual me refiero, y estas teniendo muchas dificultades en la iglesia o con tus padres, te pido que hables con tus padres y no te des por vencido। Ellos te aman y desean apoyarte pero a veces no saben como. Aprende tu música y tu instrumento y podrás canalizar tu frustración de una manera positiva y productiva. Rodearte de personas cristianas maduras que te apoyen es mi mejor consejo: ¡NO DEJES LA IGLESIA! Ayuda a ser un agente de cambio en tu congregación y en tu familia. No somos muy entendidos cuando somos una segunda generación, por eso necesitamos confiar en Dios aun más y ser puentes entre las culturas. Te lo digo porque lo he experimentado en mi propia vida personal y ministerial. No dejes que las diferencias generacionales te alejen de tu familia, la iglesia y definitivamente de Dios. Favor de revisar la bibliografía que tiene muchos recursos para servicios y ministerios juveniles.
[1] Ver el libro de Lucas Leys titulado: EL ministerio Juvenil Efectivo, y el de Doug Fields llamado: Ministerio de Jóvenes con propósito. Los dos en la lista de libros recomendados de este libro.
Danny,
ReplyDeleteExcelente comentario, gracias por iniciar este dialogo tan necesario en la iglesia Hispana.
En Cristo,
Martin