Monday, March 30, 2009

¿Qué es la Alabanza?


Para Donna Sech Martínez,[1] según lo escrito en su libro, “Adorarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas”, se puede describir por el acrónimo WORSHIP (alabanza)
W: Willingness to serve: Disposición para servir
O: Open to the Holy Spirit: Apertura al Espíritu Santo
R: Ready in Fasting and Prayer: Listos en ayuno y oración
S: Serving wholeheartedly: Servir con todo el corazón
H: Honoring him: La Honra es para el Señor
I: Inspire the audience Inspirar a la audiencia
P: Prepare yourself Preparación/planificación

El que desee participar en la alabanza, debe tener una disposición para servir. En general nos acercamos al Señor con nuestras metas en mente y no dejamos que los planes de Dios sean la prioridad. En mi propia experiencia, al comenzar de muy joven, mi disposición a servir se convirtió muy pronto en una manera de utilizar mi tiempo y luego en una disciplina más, se hizo algo mecánico, y perdí de vista que la actitud con la que sirvo tiene mucho que ver con la adoración. Algo que debemos recordar es que: “Si el Espíritu Santo no está presente en nuestros planes y servicios, servimos a Dios con nuestra fuerzas humanas y no en Espíritu y verdad”. Incluyamos al Espíritu Santo en nuestras metas, planes y servicios. ¿Cómo se hace esto? Buena pregunta, sigue leyendo.
Ayuno y Oración: Si deseamos servir en la alabanza con excelencia, debemos estar preparados espiritualmente debido a que implica una gran responsabilidad. Ministrar a Dios y a su pueblo por medio de la alabanza es un privilegio que incluye seriedad y entrega. Por eso, nuestras disciplinas espirituales deben ser fuertes: leer la Palabra de Dios, orar, ayunar, buscar el rostro de Dios diariamente.
El servicio debe ser con todo el corazón, es decir, con nuestra voluntad y nuestros sentimientos. Adoramos a un Dios vivo, a un Dios con el cual nos podemos relacionar. Me causa risa cuando leo en la Biblia que el salmista David dice que ama al Señor con todas sus entrañas como acostumbraban decir los judíos, ya que las entrañas son nada más ni nada menos que los intestinos o las tripas. Me imagino que sería de nosotros si tratáramos de conquistar al sexo opuesto diciéndole: “Te amo con todas mis tripas”. Hay razones culturales por la cuales esta expresión no se usa en la actualidad. Sin embargo, el Señor nos pide que en todo lo que hagamos, y eso incluye la alabanza y la adoración, lo hagamos con todo el corazón.
El alma representa lo espiritual, pues los que deseen adorar a Dios, deben saber que se le adora en espíritu y verdad, porque Dios es Espíritu. Lo que hacemos en esta tierra no es eterno, mas nuestra alabanza a Dios seguirá por siempre. Por la eternidad tendremos el gran privilegio de alabarle y vivir con él, así que mas nos vale que aprendamos esta disciplina ya.
Nuestra mente dictamina el culto a Dios de una manera inteligente, planeada, organizada e intencional. Lo opuesto sería no dedicarle tiempo a la planificación, dar cuerda a la pasión libre y hacerlo solamente cuando se nos da la gana. Esto se aplica a nuestra vida personal y a la vida de la iglesia en general. Adorar a Dios es una disciplina, y por lo tanto, debemos hacerla a tiempo y fuera de tiempo, o sea cuando tenemos ganas y cuando no. Nuestros sentimientos no son el fundamento de la alabanza, así como no lo son de nuestra salvación.
Cuando le pregunto a muchos de mis estudiantes: ¿Cómo describe la salvación? usualmente comienzan diciendo que es algo que se siente en el corazón. Es peligroso describir la salvación de esta manera ya que aun cuando no nos sentimos salvos (que es a menudo), seguimos siendo salvos. Somos salvos por la gracia y misericordia de nuestro Señor Jesucristo. No es algo propio. Doy este ejemplo muy simple de la soteriología para dar a entender el lugar que debe tener la adoración en la vida diaria del individuo; como la salvación no siempre se siente, el deseo de adorar no es necesario para poder hacerlo. Dios se agrada en nuestros esfuerzos aun más cuando lo hacemos por amor a él, no solo porque nos gusta hacerlo. Es una disciplina en tiempo y fuera de tiempo; sino no se llamara “Sacrificio”.
La fuerza determina la acción. La alabanza no es una teoría o sólo música. Es una acción en el diario vivir como individuo. Sea ama de casa o pastor, su vida debe de ser “Un Concierto de Alabanza”, como lo expresa muy elocuentemente el grupo Torre Fuerte en la canción del mismo nombre. Nuestras acciones deben de reflejar a Dios y esto, mis hermanos y hermanas, es parte de la alabanza.
La honra pertenece al Señor solamente. Tenemos que tener en mente cuando hacemos un equipo de música, sonido, etc. que la honra es para Dios solamente y que debemos de acercarnos con una actitud humilde, deseosa de aprender y de ser guiado. La iglesia y/o el grupo no nos pertenecen. Le pertenecen a Dios. ¡Cuidado del que se adueña de las cosas que le pertenecen al Señor!
Inspirar a la audiencia. Los músicos se vuelven un enfoque visual para la congregación. Nosotros tenemos la responsabilidad de inspirar a los hermanos a adorar y ser un ejemplo. Si estamos masticando chicle, comiendo, o simplemente con una mala actitud, entonces estamos haciendo lo opuesto. Nuestras acciones en el pulpito o plataforma se magnifican, ya que nosotros somos el ejemplo.
Preparación y planificación. Veremos esto un poco mas adelante. Pablo nos dice: Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. 2 No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.[2] Estos versos me animan a planear y planificar ya que mi culto es racional y nuestra mente toma parte del culto de Dios। No solo con nuestro cuerpo sino que con nuestra planificación también. Parte de esta entrega espiritual es el de planear de una manera pro-activa hacia el servicio. Tener en nuestra mente siempre no solo las canciones que vamos a cantar sino el proceso de cómo las reuniremos, los tonos y las transiciones en el servicio para hacerlo profesionalmente y digna de un servicio para un rey, el mero mero de la canción, ¡Jesús!

[1] Autora, cantante y mi esposa.
[2]International Bible Society. (1979). Nueva Versión Internacional. (Ro 12:1-2). East Brunswick, NJ, USA: Sociedad Bı́blica Internacional.

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